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Cómo derrotar al ébola. Dr. Peter Salama

ebola-virusCómo derrotar al ébola.  Dr. Peter Salama

Han pasado más de seis meses desde que se confirmó el brote del ébola, y ahora es el momento de hacer balance. Tras visitar tres de los países más afectados, he visto los efectos del ébola. En Puerto Lokko, situado a dos horas en coche de Freetown, Sierra Leona, me sorprendí cuando vi, por primera vez, el miedo visible en los ojos de los funcionarios sanitarios que por lo general nos transmiten tranquilidad en momentos de crisis. Pero esto deja de ser sorprendente cuando me doy cuenta de que muchos de los compañeros de estos funcionarios han muerto durante el brote.

Está claro que el brote del ébola es un hecho sin precedentes, tanto en escala como en complejidad. Para los tres países más afectados –Liberia, Guinea y Sierra Leona– supone una crisis de significado existencial. Para poder sobrevivir, tienen que derrotar al ébola.

 En Liberia, las niñas adolescentes que han sido capacitadas por UNICEF y sus aliados forman ahora parte de los adolescentes que dirigen la lucha contra el ébola, un grupo también llamado A-LIFE. Equipadas con materiales de sensibilización, estas niñas van de puerta en puerta para educar a sus padres, familiares y amigos sobre el ébola y explicarles cómo se puede prevenir. © UNICEF/UNI171715/Griggers

Entonces, ¿qué hemos aprendido? Hasta ahora, creo que hay dos lecciones principales. En primer lugar, el brote del ébola es una epidemia doble: una es una epidemia viral y la otra es una epidemia de miedo e ignorancia global. Es lamentable, pero con el miedo y la ignorancia vienen el estigma y la discriminación, y ambos deben ser derrotados.

Hace unas semanas, UNICEF y sus aliados apoyaron la primera conferencia de los sobrevivientes del ébola en Sierra Leona, donde hubo alrededor de 40 participantes. Todos los sobrevivientes reconocieron haberse enfrentado al estigma y la discriminación y ninguno de ellos tenía empleo actualmente, incluso los que previamente habían trabajado como enfermeros.

La segunda lección importante es que las comunidades están en primera línea. Es cierto que ha sido importante, y sigue siéndolo, el enfoque centrado en equipos médicos, suministros y número de camas, pero no podemos avanzar al margen de esta epidemia. Tenemos que detener el flujo de nuevos casos y no sólo en las capitales y ciudades, sino en las zonas rurales remotas. El miedo y el estigma se deben superar a medida que las comunidades vayan cambiando sus comportamientos en torno a la atención de sus seres queridos enfermos y el entierro de los que han muerto.

Hay un mínimo de esperanza en el caso de Liberia, donde parece ser que el número de infectados se ha estabilizado, pero Liberia forma parte de una zona de infección –un bloque epidemiológico interrelacionado– y no podemos descansar hasta que se hayan extinguido los últimos rescoldos de la enfermedad. De lo contrario, la amenaza de infección permanecerá.

Hasta la fecha, los niños representan alrededor de una quinta parte de todos los casos confirmados del ébola. Pero puede que el impacto indirecto sobre los niños sea aún más importante que el directo. No cabe duda que la epidemia del ébola ha sido aterradora para todos, pero por un instante, imagínate el mundo desde la perspectiva de uno de los millones de niños en cualquiera de los tres países más afectados.

La muerte les rodea. Ven al personal médico con máscaras y equipos de protección, llevándose cadáveres y rociando líquidos misteriosos. Las escuelas están cerradas, y los servicios de salud son poco fiables o no están disponibles. Se les dice que no pueden jugar con otros niños y están confinados a sus hogares. La vida como la conocían antes ha dejado de existir.

Tras el brote, se han quedado huérfanos alrededor de más de 4.000 niños. Son más los que han sido desalojados, sea por su propia protección o porque sus familiares les rechazan. Son aún más los niños sobrevivientes que languidecen solos en los centros de cuarentena sin saber si sus padres están vivos o muertos.

Por esto tenemos que derrotar el ébola, antes de que acabe con todo el progreso que hasta ahora hemos logrado para los niños de estos países. Las comunidades nos están abriendo el camino. Debemos apoyarlas aún más, tanto en escala como en velocidad.

El Dr. Salama recomienda el artículo “Pánico, Paranoia, y Salud Pública, Lecciones de la epidemia del SIDA para el Ébola“ publicado en el New England Journal of Medicine.

El Dr. Peter Salama fue nombrado recientemente coordinador mundial de la emergencia del ébola de UNICEF. Previamente fue Representante de UNICEF en Etiopía, Representante de UNICEF en Zimbabwe, Jefe de Salud Mundial de UNICEF Nueva York y Asesor Principal del VIH/SIDA adscrito a la Oficina de África de USAID Washington. Antes de incorporarse a UNICEF en 2002, el Dr. Salama trabajó como científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y de Médicos Sin Fronteras y Concern Worldwide. El Dr. Salama se ha formado como médico y epidemiólogo. Es licenciado en medicina por la Universidad de Melbourne, con una Maestría en Salud Pública de la Universidad de Harvard, y ha completado la beca de investigación del Servicio de Inteligencia Epidemiológica en los CDC de Atlanta.

 

 

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